miércoles, mayo 12, 2004


acabo de regresar de la radio. mi único comentario será: aj. no aguanto cuando no me dejan hablar. el chema será muy culto, y sergio leone le parecerá lo máximo, pero quien tenía que comentar la película era yo, no él. si no necesitara la plata creo que habría renunciado hace rato a la chamba en la radio: por 10 minutos al aire cada mes no vale la pena afanarse. anyway, ayer venía en la combi y cuando pasé frente a la casa de mi abuela vi sorpresivamente a la tania en la puerta, haciendo no sé qué. me pareció tan loco darme cuenta de que hay un funcionamiento independiente de las personas que no son yo. lo cual me hizo recordar un texto que escribí hace como un mes, y que quería poner por acá. tiene que ver con algo que en verdad me pasó. como siempre, no hay título.

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no es de noche, pero casi. las cosas siguen moviéndose del otro lado de mi ventana: personas, árboles, carros y edificios. veo cómo se mueven cuando mi ventana las enmarca, e imagino que se trata de un desfile de belleza por la tv. aunque no son cosas que puedan verse en la tv. son cosas de verdad. y esos edificios, esos carros, esos árboles y esas personas no advierten, no se dan cuenta, de cierta ventanita que es parte de cierta combi que va alejándose --con alguien adentrooo-- rumbo a júpiter. las luces en las calles están encendidas, el cielo tiene el color de un resaltador celeste: la ventana tiembla y apoyar la cabeza en ella duele, pero no importa. a mi costado viaja una muchacha de mirada cruel, tan hermosa como una pequeña serpiente. está a punto de quedarse dormida. va cerrando poco a poco sus ojos, de diminuto centro negro, y es mejor así. puedo ver su rostro reflejado en el vidrio: la muchacha mordisquea el cierre de su mochila roja, que dice: mike. por increíble que parezca, nadie más ha reparado en ella. ya se ha dormido. entonces, como todos los días la combi pasa frente a una casa de dos pisos: la casa de mi abuela. qué raro, hay gente en la ventana. es nataly, está cargando a su hermano, leonardo. ella tiene 7 y él 0,5. apenas alcanzan la ventana, y quizás lo que ella está diciéndole es: mira, carros. caaa-rros... sus cabezas se van haciendo más pequeñas, la casa más pequeña, la muchacha despierta. abre los ojos.

mientras exista belleza habrá esperanzas. la muchacha sonríe, para despabilarse da un pequeño tirón a sus cabellos: con ese movimiento, todo dentro de la combi es atraído hacia ella. entonces soy yo quien cierra los ojos.


2:26 p. m. [césar]