hoy fui a vacunarme contra la fiebre amarilla —enfermedad que consiste en que de pronto a uno le entran ganas de usar solamente guayaberas, día y noche guayaberas de color cremita y luego, cuando la enfermedad recrudece, se sigue con la ropa interior amarilla, a veces las medias incluso, como si siempre fuera año nuevo y finalmente las uñas y los dientes y la piel adquieren un tono amarillento como el de una jirafa que fumara día y noche, amarillo todo y luego es cuando empieza la fiebre: se abre la boca para acoger el termómetro y de adentro salen volando mariposas, se escapan del cuarto hasta que horas después uno muere y la burbujeante sangre pantone 102CVC chorrea desde los oídos, pero con la guayabera muy elegantemente puesta siempre.
la enfermera estuvo realmente encantadora durante ese pequeño momento de intimidad que tuvimos en el centro de salud. me sonrió. cuántas inyecciones habrá puesto ella en su vida... con cariño, por favor, le dije yo, y ella creo que se lo tomó en serio porque no sentí nada. nada realmente. la próxima vez voy a ver cómo entra la aguja, lo juro. hoy estuve cerca...
así como describes a la enfermedad me gustaría a mi morirme de eso. y no estoy haciendo burla de cosas serias que son las enfermedades y la muerte. siempre he pensado que me gustaría cambiar de color. siempre he querido ver esas mariposas que tengo en la panza y revolotean cada cierto tiempo en determinadas situaciones. sé que son mariposas, otra cosa no pueden ser. una vez además, me sangro el oído y me impresionó. las guayaberas siempre me gustaron, tenía una que la usaba para dormir.
mi comentario era algo parecido al de ella, claro no me quiero morir de esa enfermad... para nada! asi salgan mariposas, las mariposas no me parecen tan encantadoras, sisi lindas. pero prefiero otros bichos. pero me gusto como la describiste (la enfermedad). sobre todo lo de burbujeante sangre. hace mucho la sangre me daba asco, sobre todo la mia (al igual que mi saliva), pero ahora me he dado cuenta que el asco ha ido disminuyendo tiene un sabor interesante, dulce. sangre burbujeante... lo que mas me llama la atencion es cuando se seca.
"...¿Quieres que te confiese una cosa? Escribir es sólo apasionante como perspectiva, como proyecto, como necesidad. El ejercicio mismo, en cambio, es fatigante, atrozmente penoso. Es una especie de masturbación maniática, que se prolonga y lo devora a uno, lo aísla de todo, lo desrealiza. Te juro que por momentos tengo la impresión de dejar de vivir. Quisiera salir, tener toda clase de aventuras, tomar trenes, barcos, hacerme gángster, guerrillero, viajante de comercio, cualquier cosa que signifique un mínimo de riesgo y tránsito físico. La vida puramente intelectual es absurda y triste, sólo admirable en los otros. En otros tiempos, uno podía escribir estimulado por ciertos espejismos: la gloria, el dinero. He leído una maravillosa frase de Balzac: "los orígenes de mi vocación, de mis libros y de mi vida, son exclusivamente pecuniarios". Pero hoy día uno escribe casi sin esperanzas, para llenar ciertos vacíos y deficiencias, para desquitarse de algo anormal. ¿Quién puede creer ahora que una novela va a cambiar algo y si así fuera, qué mierda me importa si yo no seré jamás el beneficiado? Creo que la condición intelectual privilegiada es la del estricto lector. Vive y cuando quiere coge un libro, vuela un rato, lo cierra y regresa. A mí me jode horrores vivir volando, no quiero pasarme la vida como un cometa. Estoy irritado con mi vocación, sobre todo porque ya no hay marcha atrás posible, si no tuviera tiempo para escribir me sentiría desesperado. Pero pienso que hubiera sido mil veces preferible otra vocación, menos exclusiva y tiránica, más sociable y concreta. He estado leyendo las cartas de Flaubert y no hay nada más espeluznante ni conmovedor. Es horrible llevar una vida de trapista sin creer en el paraíso." (la carta no es mía, pero no importa.)
siempre he pensado que me gustaría cambiar de color.
siempre he querido ver esas mariposas que tengo en la panza y revolotean cada cierto tiempo en determinadas situaciones. sé que son mariposas, otra cosa no pueden ser.
una vez además, me sangro el oído y me impresionó.
las guayaberas siempre me gustaron, tenía una que la usaba para dormir.
pero me gusto como la describiste (la enfermedad). sobre todo lo de burbujeante sangre. hace mucho la sangre me daba asco, sobre todo la mia (al igual que mi saliva), pero ahora me he dado cuenta que el asco ha ido disminuyendo tiene un sabor interesante, dulce. sangre burbujeante...
lo que mas me llama la atencion es cuando se seca.
me voy.