sábado, junio 26, 2004

flojera

en 20 minutos tengo que salir de aquí para ir a la radio y no tengo ganas, en absoluto. si la relación de invitados de hoy es tan genial como lo fue la semana pasada --una podóloga, el instructor de un gimnasio-- preferiría treinta veces quedarme aquí bajo mis sábanas y mi frazada viendo la tele, o algo así completamente inútil. hoy me levanté tempranísimo, como a las 9 y 30, para ir a la católica a ver una obra de teatro. puta, qué vaina que no me hayan gustado nhada ni las actuaciones ni el libreto. al terminar pues, no sé, yo tendría que haberme quedado un ratito para saludar a una amiga mía que estaba actuando allí pero no pude. no pude. ¿qué iba a decirle? ¿"realmente muy interesante"? ¿"me ha conmovido profundamente"? ¿"no tengo palabras"? ¿"qué frío que hace"? qué fregado, qué fregado dar opiniones sobre lo que hacen los demás... es que tengo esta cosa con las opiniones, yo: cuando algo me gusta me encanta darlas, halagar es algo que disfruto. además, casi siempre es una cosa muy sincera. pero cuando algo no me gusta prefiero no decir nada... y por eso salí CORRIENDO del teatrín apenas los actores entraron a sus camerinos luego del aplauso. quiero decir, de verdad corrí. veía a mis espaldas, para verificar que nadie me estuviera siguiendo para preguntarme "¿te gustó la obra?". incluso mientras esperaba el micro, que se demoró un huevo. (ya pasó, ya pasó...)

2:50 p. m. [césar]