lo más bonito del día de hoy ha sido, claro, haber recibido una llamada telefónica de carolina. ...y yo que estaba pensando en escribirle un mail, larguísimo e intrincado, explicándole por qué me había borrado (en realidad me he borrado para un montón de gente, yo sé que al menos dos personas a quienes quiero mucho entran a veces a chequear este blog: ya pues, no se molesten conmigo, tú y tú... ¿cuándo vemos "plan 9 del espacio exterior"? / ¿cuándo vienes a mi casa para prestarte más discos?). el hecho es que carolina, siendo mujer y por tanto un ser superior, tuvo el coraje que a mí me faltó y me llamó. me dijo algo así como "¿ya no necesitas al mundo exterior?"... en fin. voy a verla el jueves. cosa graciosa, pues ese día se cumple un año más del nacimiento de su viejo (deberé poner al menos dos poemas de jorge teillier en mi blog de poesía: "despedida", que es una de las tres cosas más bellas que he leído en mi vida, y quizás "la portadora" o "bajo un cielo nacido tras la lluvia".)
"...¿Quieres que te confiese una cosa? Escribir es sólo apasionante como perspectiva, como proyecto, como necesidad. El ejercicio mismo, en cambio, es fatigante, atrozmente penoso. Es una especie de masturbación maniática, que se prolonga y lo devora a uno, lo aísla de todo, lo desrealiza. Te juro que por momentos tengo la impresión de dejar de vivir. Quisiera salir, tener toda clase de aventuras, tomar trenes, barcos, hacerme gángster, guerrillero, viajante de comercio, cualquier cosa que signifique un mínimo de riesgo y tránsito físico. La vida puramente intelectual es absurda y triste, sólo admirable en los otros. En otros tiempos, uno podía escribir estimulado por ciertos espejismos: la gloria, el dinero. He leído una maravillosa frase de Balzac: "los orígenes de mi vocación, de mis libros y de mi vida, son exclusivamente pecuniarios". Pero hoy día uno escribe casi sin esperanzas, para llenar ciertos vacíos y deficiencias, para desquitarse de algo anormal. ¿Quién puede creer ahora que una novela va a cambiar algo y si así fuera, qué mierda me importa si yo no seré jamás el beneficiado? Creo que la condición intelectual privilegiada es la del estricto lector. Vive y cuando quiere coge un libro, vuela un rato, lo cierra y regresa. A mí me jode horrores vivir volando, no quiero pasarme la vida como un cometa. Estoy irritado con mi vocación, sobre todo porque ya no hay marcha atrás posible, si no tuviera tiempo para escribir me sentiría desesperado. Pero pienso que hubiera sido mil veces preferible otra vocación, menos exclusiva y tiránica, más sociable y concreta. He estado leyendo las cartas de Flaubert y no hay nada más espeluznante ni conmovedor. Es horrible llevar una vida de trapista sin creer en el paraíso." (la carta no es mía, pero no importa.)