1. las estadísticas para este blog son bien raras. hoy, por ejemplo, ha entrado una persona que buscó en google la cadena "mientras te acomodas sobre el asiento duro de". esas palabras, tal cual, son de un 'poema' —no se me ocurre mejor término, sorry— escrito por mí. si esa persona está leyendo este post, me gustaría que se manifestara.
2. este blog será completamente remodelado dentro de poco. he estado visitando otros blogs y he encontrado algunos diseños realmente bonitos y me ha dado envidia.
3. estoy preparando dos blogs que funcionarían en paralelo a este: uno con mis textos ("la refrigeradora", aún en construcción, donde podría poner algunos de los cuentos infantiles que escribí para el comercio, o la crónica sobre broncano) y otro con poemas, cuentos y fotografías de gente que admiro... es increíble que solo haya una página en castellano con la versión completa de "tabaquería" de pessoa, por ejemplo.
"...¿Quieres que te confiese una cosa? Escribir es sólo apasionante como perspectiva, como proyecto, como necesidad. El ejercicio mismo, en cambio, es fatigante, atrozmente penoso. Es una especie de masturbación maniática, que se prolonga y lo devora a uno, lo aísla de todo, lo desrealiza. Te juro que por momentos tengo la impresión de dejar de vivir. Quisiera salir, tener toda clase de aventuras, tomar trenes, barcos, hacerme gángster, guerrillero, viajante de comercio, cualquier cosa que signifique un mínimo de riesgo y tránsito físico. La vida puramente intelectual es absurda y triste, sólo admirable en los otros. En otros tiempos, uno podía escribir estimulado por ciertos espejismos: la gloria, el dinero. He leído una maravillosa frase de Balzac: "los orígenes de mi vocación, de mis libros y de mi vida, son exclusivamente pecuniarios". Pero hoy día uno escribe casi sin esperanzas, para llenar ciertos vacíos y deficiencias, para desquitarse de algo anormal. ¿Quién puede creer ahora que una novela va a cambiar algo y si así fuera, qué mierda me importa si yo no seré jamás el beneficiado? Creo que la condición intelectual privilegiada es la del estricto lector. Vive y cuando quiere coge un libro, vuela un rato, lo cierra y regresa. A mí me jode horrores vivir volando, no quiero pasarme la vida como un cometa. Estoy irritado con mi vocación, sobre todo porque ya no hay marcha atrás posible, si no tuviera tiempo para escribir me sentiría desesperado. Pero pienso que hubiera sido mil veces preferible otra vocación, menos exclusiva y tiránica, más sociable y concreta. He estado leyendo las cartas de Flaubert y no hay nada más espeluznante ni conmovedor. Es horrible llevar una vida de trapista sin creer en el paraíso." (la carta no es mía, pero no importa.)