miscelánea: cosas horribles, sueltas, mal escritas.
está hartándome un poco esta suerte de misiedad autoimpuesta. desde que renuncié al diario para terminar mi novela —ja— tengo que vivir con lo que me pagan en la radio menos lo que le doy a mi vieja, que para efectos prácticos es casi todo. fui hoy a wilson a comprar tinta para la impresora y he quedado oficialmente en bancarrota. de aquí hasta agosto. puedo sacar dinero del banco, claro, pero cada vez que retiro dinero me siento terrible: me siento más cerca del instante en que deberé nuevamente ir a buscar alguna chamba que no me interesa en absoluto. tengo fe en eso, en el hecho de encontrar un trabajo cada vez que lo necesite... de hecho, la única chamba que yo he deseado realmente en mi vida (profesor de "creatividad" —qué nombre tan mentiroso— en el ipp) no la conseguí. todo lo demás ha sido siempre alguien acercándose a mí o llamándome: "yo creo que deberías hacer esto" y fum, he acabado haciéndolo. el diario, la radio, las agencias de publicidad, siempre fue así. he ido dejando que los eventos sean los que me llevan. en cualquier caso, de absolutamente toda mi experiencia laboral, la única que yo realmente he disfrutado fue cuando estuve escribiendo cuentos infantiles para el comercio... qué pena que un proyecto tan lindo nunca viera la luz.
otrosí, digo: me siento cada vez con menos cosas interesantes que poner en este blog. en realidad no sé si sea el tipo de persona indicada para tener uno. otrosí, digo: estoy hace una semana tratando de que me salga un texto puético que no debe tener más de 10 líneas y hasta ahora no puedo. no tengo talento para eso. debería enfocarme en mi novela. y quizás en terminar de editar el video de mecho.
finalmente, para redondear este post que no tiene mayor razón de ser que el de querer dejar algo escrito el día de hoy, diré que el último lujo de este mes ha sido comprarme un dvd piratísima de lost in translation, que a mí me gustó tanto cuando la vi. para mi sorpresa, el dvd viene con los extras. la imagen tiene un poquito de artefactos de compresión pero no importa mucho.
"...¿Quieres que te confiese una cosa? Escribir es sólo apasionante como perspectiva, como proyecto, como necesidad. El ejercicio mismo, en cambio, es fatigante, atrozmente penoso. Es una especie de masturbación maniática, que se prolonga y lo devora a uno, lo aísla de todo, lo desrealiza. Te juro que por momentos tengo la impresión de dejar de vivir. Quisiera salir, tener toda clase de aventuras, tomar trenes, barcos, hacerme gángster, guerrillero, viajante de comercio, cualquier cosa que signifique un mínimo de riesgo y tránsito físico. La vida puramente intelectual es absurda y triste, sólo admirable en los otros. En otros tiempos, uno podía escribir estimulado por ciertos espejismos: la gloria, el dinero. He leído una maravillosa frase de Balzac: "los orígenes de mi vocación, de mis libros y de mi vida, son exclusivamente pecuniarios". Pero hoy día uno escribe casi sin esperanzas, para llenar ciertos vacíos y deficiencias, para desquitarse de algo anormal. ¿Quién puede creer ahora que una novela va a cambiar algo y si así fuera, qué mierda me importa si yo no seré jamás el beneficiado? Creo que la condición intelectual privilegiada es la del estricto lector. Vive y cuando quiere coge un libro, vuela un rato, lo cierra y regresa. A mí me jode horrores vivir volando, no quiero pasarme la vida como un cometa. Estoy irritado con mi vocación, sobre todo porque ya no hay marcha atrás posible, si no tuviera tiempo para escribir me sentiría desesperado. Pero pienso que hubiera sido mil veces preferible otra vocación, menos exclusiva y tiránica, más sociable y concreta. He estado leyendo las cartas de Flaubert y no hay nada más espeluznante ni conmovedor. Es horrible llevar una vida de trapista sin creer en el paraíso." (la carta no es mía, pero no importa.)