ese es el recorte que tenía en mi cajita. es de febrero. dice: rebeca, la niña dominicana nacida con dos cabezas el pasado 10 de diciembre murió ayer de un paro cardiorrespiratorio debido a una pérdida masiva de sangre siete horas después de ser operada por un equipo de 18 médicos. "nadie se va a olvidar de que existió tan prodigiosa vida sobre la tierra" dijo hoy en una conferencia de prensa el padre de la pequeña, franklin antonio ramírez,
de 29 años.(foto: cortesía del servidor de la bbc.)
me rayan este tipo de cosas. "será que somos parte de la naturaleza nomás" me dijo alguien en una ocasión. yo le había contado acerca de esta niña que había nacido sin ojos y cuya madre fue a pedir ayuda a la radio, alguna vez en que de manera bastante inexplicable estuve conduciendo el programa de la mañana. será pues.
"...¿Quieres que te confiese una cosa? Escribir es sólo apasionante como perspectiva, como proyecto, como necesidad. El ejercicio mismo, en cambio, es fatigante, atrozmente penoso. Es una especie de masturbación maniática, que se prolonga y lo devora a uno, lo aísla de todo, lo desrealiza. Te juro que por momentos tengo la impresión de dejar de vivir. Quisiera salir, tener toda clase de aventuras, tomar trenes, barcos, hacerme gángster, guerrillero, viajante de comercio, cualquier cosa que signifique un mínimo de riesgo y tránsito físico. La vida puramente intelectual es absurda y triste, sólo admirable en los otros. En otros tiempos, uno podía escribir estimulado por ciertos espejismos: la gloria, el dinero. He leído una maravillosa frase de Balzac: "los orígenes de mi vocación, de mis libros y de mi vida, son exclusivamente pecuniarios". Pero hoy día uno escribe casi sin esperanzas, para llenar ciertos vacíos y deficiencias, para desquitarse de algo anormal. ¿Quién puede creer ahora que una novela va a cambiar algo y si así fuera, qué mierda me importa si yo no seré jamás el beneficiado? Creo que la condición intelectual privilegiada es la del estricto lector. Vive y cuando quiere coge un libro, vuela un rato, lo cierra y regresa. A mí me jode horrores vivir volando, no quiero pasarme la vida como un cometa. Estoy irritado con mi vocación, sobre todo porque ya no hay marcha atrás posible, si no tuviera tiempo para escribir me sentiría desesperado. Pero pienso que hubiera sido mil veces preferible otra vocación, menos exclusiva y tiránica, más sociable y concreta. He estado leyendo las cartas de Flaubert y no hay nada más espeluznante ni conmovedor. Es horrible llevar una vida de trapista sin creer en el paraíso." (la carta no es mía, pero no importa.)