Child with a toy hand grenade in Central Park, N.Y.C. 1962 esta fotografía fue la primera de diane arbus que vi en mi vida. la encuentro tan fascinante que tuve que comprarme el libro. (eran aquellas épocas en que trabajaba y podía hacer cosas así.) he recordado esta foto porque ayer estuve leyendo una entrevista a sally mann donde cuenta --qué Henvidia-- que ella ha podido ver los contactos de esta sesión. "en todas las fotos el niño luce normal", dice. "excepto en aquella que arbus escogió". a mann no le parece ético que el retrato se centre en aquella fracción de segundo en la que somos distintos, pues de ese modo "no nos refleja en nuestra complejidad" o algún rollo así. lo que pasa es que a arbus no le interesaba el retrato como informe, sino como aproximación poética... qué pena que no tenga scáner para poner aquí fotografías del "untitled", también de arbus, que es el libro de fotografías más hermoso que he visto nunca.
"...¿Quieres que te confiese una cosa? Escribir es sólo apasionante como perspectiva, como proyecto, como necesidad. El ejercicio mismo, en cambio, es fatigante, atrozmente penoso. Es una especie de masturbación maniática, que se prolonga y lo devora a uno, lo aísla de todo, lo desrealiza. Te juro que por momentos tengo la impresión de dejar de vivir. Quisiera salir, tener toda clase de aventuras, tomar trenes, barcos, hacerme gángster, guerrillero, viajante de comercio, cualquier cosa que signifique un mínimo de riesgo y tránsito físico. La vida puramente intelectual es absurda y triste, sólo admirable en los otros. En otros tiempos, uno podía escribir estimulado por ciertos espejismos: la gloria, el dinero. He leído una maravillosa frase de Balzac: "los orígenes de mi vocación, de mis libros y de mi vida, son exclusivamente pecuniarios". Pero hoy día uno escribe casi sin esperanzas, para llenar ciertos vacíos y deficiencias, para desquitarse de algo anormal. ¿Quién puede creer ahora que una novela va a cambiar algo y si así fuera, qué mierda me importa si yo no seré jamás el beneficiado? Creo que la condición intelectual privilegiada es la del estricto lector. Vive y cuando quiere coge un libro, vuela un rato, lo cierra y regresa. A mí me jode horrores vivir volando, no quiero pasarme la vida como un cometa. Estoy irritado con mi vocación, sobre todo porque ya no hay marcha atrás posible, si no tuviera tiempo para escribir me sentiría desesperado. Pero pienso que hubiera sido mil veces preferible otra vocación, menos exclusiva y tiránica, más sociable y concreta. He estado leyendo las cartas de Flaubert y no hay nada más espeluznante ni conmovedor. Es horrible llevar una vida de trapista sin creer en el paraíso." (la carta no es mía, pero no importa.)
Felicitaciones. IVAN