martes, agosto 10, 2004



qué curioso. cuando terminó elephant, hace unas tres horas, pensé que se trataba de una gran película. salí del cine muy conmovido y todo eso. el chongo es que luego aproveché para entrar a crisol y comprarme ese libro de trackl que yo había visto la vez pasada —al final me compré uno de rilke, que estaba más barato— y rapidito, rapidito me olvidé de la película. se me ha escapado al toque, ya no hay mucho que yo pueda sentir por ella en estos momentos, como sí me ha pasado con otros filmes. o sea que la película no es tanto, o yo no soy tanto. nunca quedarse con las primeras impresiones. de cualquier modo hay muchas cosas admirables en el filme... y está hecho con amor: algo bien raro en esta época. (yo quería escribir una reseña larga, larguísima acerca del filme, hablando por ejemplo de cómo ese seguir obsesivo de la cámara para con sus personajes, esa fijación, resulta para mí un intento de encontrar un por qué, de hallar aquella fracción de segundo en que aparece el crac, o aquel punto de no-retorno. pero me da flojera ya, no me alcanza para tanto el entusiasmo.) jonathan rosenbaum califica la película de "obra maestra" pero le ve algunos defectos, algo que no es raro en él. me pregunto qué entenderá este tipo, absolutamente versado y culto, y honesto, como obra maestra... quizás vaya a verla de nuevo. el diseño sonoro es bárbaro, por cierto.

11:02 p. m. [césar]
  
  • Blogger Onophrius:
    de repente cualquier cosa con trakl como colofón corre el riesgo de ser sosa  
  • Anonymous Anónimo:
    Ayer, casi nos hubieramos encontrado en el Alcazar, pero salí muy tarde de la chamba.